XI.- LA CORTINA


Inanna y Melinar buscaron cuidadosamente a Atilar en sus conciencias. El era tan experto en proyectarse a sí mismo hacia otras realidades que era difícil seguirle el rastro. Él se retiraba continuamente para visitar a la gente que se aparecía del líquido: los Liquidianos, como les decía él. Estaba fascinado con su estado fluido, y ellos a su vez estaban interesados en su conocimiento de los objetos duros, o sea, los cristales.
Inanna se interesaba más y más en el progreso de sus Yo multidimensionales. Ella sabía que en el año 2011 terminaría el acuerdo contractual entre el Consejo Intergaláctico y Marduk, el tirano pleyadense. La Tierra empezaría a dividirse en por lo menos dos realidades y sólo aquellos humanos que hubieran superado la cuarta y quinta dimensión, tendrían la capacidad de alejarse de las frecuencias tiránicas del primo de Inanna, el maestro reptil, Marduk. Si al menos la familia lo hubiera dejado morir cuando Inanna lo enterró vivo en la Pirámide de Giza. Desde ese día, Marduk llevaba consigo su odio por Inanna por todo el planea Tierra y deliberadamente procuraba esclavizar y degradar a las mujeres, especialmente a las sacerdotisas de sus templos, debido a lo que ellas enseñaban. Durante los últimos milenios la Tierra había sido un triste recordatorio de la degradación de la diosa y de su sabiduría.
Uno de los Yo multidimensionales de Inanna había sido una hermosa joven que vivió en España durante la Inquisición. Se llamaba Raquel y nació dentro de la fe judía. Inanna pensó que había tenido precaución en el caso de Raquel pues solamente le había otorgado poderes de sanación. No era que tuviera tantos poderes como para convertirse en una amenaza o fomentar una revolución. No, Raquel era una chica dulce, sencilla e inculta, cuyo toque y proceder a menudo curaba los enfermos. Pero esto fue suficiente para que la Inquisición la acusara de ser una bruja, servidora del demonio. La arrastraron a una prisión y la torturaron brutalmente antes de quemarla en el madero.
Cuando a Graciela le mostraron los datos de Raquel, suplicó que no le mostraran lo que le habían hecho a ella. Sus verdugos se obsesionaron con sus propios demonios mientras torturaban a esta chica inocente. Luego la vistieron de blanco para indicar que la habían purificado y por último la llevaron al madero. Cuando encendieron el fuego a sus pies, bajaron tres ángeles y sacaron a Raquel de su demolido cuerpo. La liberaron del dolor que implicaba el que la quemaran viva. En el planeta Tierra muchas mujeres pasaron por esto. Dentro de sus memorias celulares quedaron escondidos estos temores. A Graciela la perseguían momentos fugaces de esta experiencia.
Inanna sabía que todos sus Yo tendrían que contribuir a la transformación de Graciela. Ella quería que Graciela encarnara la sabiduría y conocimiento de los otros, hombres y mujeres. Inanna llamó a Atilar quien les estaba dando a los Liquidianos una conferencia sobre los cristales.
"Yo, Atilar, soy un Guardián de los Cristales. Yo sirvo a la Luz y me comunico con los Guardianes de la Evolución". Atilar sabía ahora que esos guardianes eran Inanna y Melinar. Él continuó su charla a los Liquidianos. "En el tiempo de mi existencia, el concepto fundamental de adoración era la luz, no una persona, un dios o un objeto. La luz se encuentra en cada parte de la existencia. La luz interior, así como la luz que se refleja al exterior, se percibía como el corazón de la vida y se veneraba como tal.
"Los cristales simbolizan muchas cosas. Se relacionan con la luz en varias ondas, patentes y sutiles. Son sistemas de reacción a la luz, al calor y a la energía. Al igual que las computadoras pequeñas, los cristales se pueden usar para almacenar información y también se pueden programar a un nivel más sutil, más psíquico. La propensión natural hacia una estructura atómica armoniosa les permite transmitir y sugerir diferentes estados de conciencia, tales como la creatividad y la sanación, a través de la armonía, la polaridad y la energía.
"Los cristales también pueden representar experiencias de memoria almacenada y por lo tanto tienen el poder de recordar la memoria visual de dichas experiencias. Es sólo la variable de calidad y forma de estas experiencias lo que posibilita los infinitos de diferencias. Todo es verdad. Cada expresión lleva dentro la luz".
Inanna interrumpió: "Atilar, los Guardianes de la Evolución te convocan al punto focal central".
Atilar se disculpó con sus nuevos amigos. Estaba muy ansioso de aprender sobre ellos y de cómo él podría convertirse en líquido. Se despidió de ellos y en el pensamiento se proyectó hacia el lugar de donde venía la voz de Inanna.
"Me alegro de estar en tu presencia otra vez, hermosa dama. ¿Dónde está el que llaman Melinar? Sus formas geométricas me recuerdan a mis cristales". Atilar encontró a Melinar que estaba empezando a mutar rápidamente, como era su costumbre cuando estaba emocionado. Melinar fusionó su conciencia con la de Atilar. Graciela todavía dormía, pero en su estado de ensoñación estaba sentada en actitud absorta mientras todos los Yo de Inanna se juntaban en un solo estado de conciencia.
Melinar empezó a hablar mientras sus brillantes zumbaban: "El Primer Creador es la Fuente de toda Vida. El fuego del Creador es el líquido que corre por todos los seres y les da energía. Mientras que ninguna experiencia carece de, valor, el recordar y experimentar la reunión con el Primer Creador debe venir finalmente de adentro. Las experiencias en el continuo tiempo/espacio y en el plano material lo atan a uno a la cadena de causa y efecto de esas experiencias. El Primer Creador es lo que está adentro, y no depende de ninguna forma o estructura externa, las cuales también son Primer Creador. El ser que sabe esta verdad es puesto en libertad, porque ¿de quién o incluso de qué puedes ser dueño cuando sabes que la fuente de todo está dentro de ti?
"Las leyes que gobiernan los lazos de energía son correctas y útiles en los planos materiales. El átomo se mantiene unido mediante las leyes de la polaridad: la carga eléctrica positiva del protón, la carga neutra del neutrón y la carga negativa del electrón. En el campo de la biología, las polaridades como la vida y la muerte, el principio y el fin, se traducen en limitación, contracción y finalmente la ilusión de la muerte. En términos de psicología, las leyes de la materialización dan origen al ego. El ego es una entidad ficticia que posee las sensaciones de temor, vulnerabilidad y una necesidad de protegerse y defenderse a sí mismo. En el momento en el que el ego de la personalidad se identifica con cualquier estructura de pensamiento, busca conservar esa identidad así como la roca busca quedarse como una roca.
"Con el fin de mantener su identidad con la estructura de pensamiento escogida, el ego inmediatamente empieza a definir su identificación con la de otros egos. Por eso empieza a producir sistemas de juicio interminables para poder apoyar esas identidades ficticias. A medida que la personalidad continúa con sus definiciones, se olvida de su verdadera naturaleza y empieza a vivir en el temor de perder esa identidad ficticia que realmente nunca tuvo. De esta manera, el Primer Creador juega al escondite consigo mismo.
Melinar pudo hablar de esta manera por lo que se podía percibir como una cantidad de tiempo interminable en términos terrícolas. Pero para él, este tipo de expresión era gozo puro y sus brillantes nunca parecían cansarse.
Cuando despertó de sus sueños, Graciela recordó un poema que había leído hacía muchos años y que no había olvidado. Normalmente ella no recordaba los versos, pero este poema siempre había permanecido cerca de su corazón. Fue escrito por un maestro Sufi, Mahmud Shabistarí, en el siglo XIV, D.C.. El poema hablaba de la belleza del rostro del amado, el cual permanece vivido bajo la cortina de cada átomo.
Graciela siempre se había imaginado que levantaba la cortina de un átomo y que allí lo vería, ese algo engañoso que había anhelado toda su vida. La belleza sanadora de "el rostro del amado", la haría sentirse plena otra vez y podría recordar. Graciela sintió que esa época se estaba acercando. Sentía una gran diferencia desde que había llegado a la montaña, era como si todo su cuerpo estuviera burbujeando y cambiando, como si estuviera mutando.
Estar sola en Montaña Perdida le estaba ayudando a Graciela a encontrar su camino de regreso a casa.

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