Marduk, el hijo mayor de Enki, es el último hombre en la galaxia a quien yo querría como marido. Enki amaba la vida y a las mujeres de todas las razas y por eso engendró muchos, muchos hijos, los cuales competían entre sí por tierras, reinos, ejércitos y riqueza.
Mi esposo Dumuzi era el más joven de los hijos principales, pero ya estaba muerto y no representaba una amenaza para ninguno de los otros.
Nergal, casado con mi media hermana Ereshkigal, era el segundo en la línea del poder. Enki llegó hasta engendrar un hijo con su nuera Ereshkigal. Quizás fue así como ella recibió las Antípodas, donde Nergal reinaba con ella. Enki tuvo muchísimos otros hijos que llegaron a ser un verdadero nido de víboras de hermanos y hermanas.
Aparece en escena Marduk, quien reclamaba todo para sí mismo. Algunos podrían pensar que Marduk era de Marte, pero esquiera que fueran sus genes reales, nació como un tirano reptil innato. Salió de la matriz de su madre calculando cómo iba a controlar cada cosa y a cada persona. Todos los rasgos reptiles clásicos convergen en un gran Marduk.
Es muy alto, de ojos rojos penetrantes y piel amarilla olivácea que es un poco escamosa. Tiene vestigios de agallas en las mejillas. Nació con una cola como su padre Enki, pero más tarde se la hizo quitar por medio de cirugía láser. Él alegaba que la cola le estorbaba, pero todos sabíamos que su vanidad lo había obligado a hacérsela cortar. A muchos les parece que Marduk es exquisitamente bello, fríamente magnífico y que tiene una mente brillante y la concentración de una cobra. Él sí posee una especie de belleza, si a uno le gusta esa especie.
Los hijos de Enki siempre estaban discutiendo entre sí, incluso cuando eran niños. Cuando Enki y su hermano Enlil luchaban por el poder, también lo hacían sus hijos. Pudo haber alianzas temporales, pero tarde o temprano el uno quería imponerse sobre el otro y los hermanos llegaban a los golpes. Cuando eran niños, algunos de los muchachos recibieron horribles heridas de esas armas de plasma de juguete. Algunas de las madres rivales les enseñaban a sus hijos a colocar formas de pensamiento de demonios imaginarios en los sueños de los otros pequeños. Las mujeres aprendieron que si los hijos se mantenían en el poder, también lo harían ellas. Empezaron a descuidar a sus hijas y sólo se preocupaban por buscar matrimonios poderosos para las pobres.
Una reunión familiar a menudo era un desastre y a veces llegaba a convertirse en un motín. Los muchachos peleaban y sus madres los azuzaban. Normalmente Enki se retiraba en medio del temor y el desespero. Nunca le gustó disciplinar a nadie.
Después de mucha pugna y engaño, a Marduk se le dio Egipto para que lo gobernara. Enki prefirió quedarse en el Abzu trabajando en sus proyectos genéticos, de modo que le entregó el dominio del Río Nilo y los territorios adyacentes a su Señoría Marduk. Inmediatamente Marduk empezó a construir enormes estatuas monolíticas de sí mismo por todas partes. Estas obras de arte aumentaban su belleza y tenían como fin intimidar o aterrorizar a los Lulus. El mandato por medio de la intimidación era el código de Marduk. Todos los tiranos de la historia de la Tierra de un modo u otro se inspiraron en el primogénito de Enki.
Como Egipto era el dominio de Enki, su prole quedó encargada de regular los patrones climáticos alrededor del Nilo. De este modo se controlaba el suministro de agua y se evitaban las inundaciones. En Nibiru el control del clima se hace por medio de reguladores de frecuencia. En Terra un satélite en forma de disco de electroplata y oro cruzaba los cielos y, por medio de emisiones magnéticas que ustedes todavía no conocen, se regulaban las cantidades de agua y la formación de nubes. Este procedimiento hizo que los Lulus pensaran que nosotros controlábamos el sol y que nosotros éramos dioses a los que ellos debían adorar. A Marduk le encantó esta idea y se autodenominó el Dios del Sol, Ra, y por todo Egipto fundó templos donde se le adoraba. Él era sumamente presumido y siempre quería salirse con la suya.
Dios Sol, el Brillante, Poseedor de Cielo y Tierra y casi todo título que se les daba a los otros dioses Marduk se lo apropiaba tarde o temprano. Hasta Enki le tenía miedo. Parecía que Marduk tenía el poder de someter la mente de Enki; ejercía una especie de control mental sobre su padre. De algún modo toda la fuerza de Enki se transfería a Marduk, lo que dejaba a Enki impotente.
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A la gran pirámide de Giza la llamábamos el Ekur, una palabra que quiere decir casa que es como una montaña. Enki y sus hijos construyeron este Ekur en Giza. Marduk escogió el sitio y Ningishzidda, el hijo de Enki y Ereshkigal, instaló la tecnología Pleyadense adentro. La pirámide era el generador principal de poder que usábamos en todos nuestros vehículos espaciales, los discos que controlaban el clima y los sistemas de comunicación. En esa época las transmisiones de las Pléyades, de nuestro planeta Nibiru y de la estación de órbita, llegaban al Ekur. Aquel que controlaba la gran pirámide ejercía el poder en la familia.
Marduk y Nergal empezaron a luchar por el control del Ekur. Marduk hizo clones de sí mismo y formó un ejército de guerreros feroces y matones, grandes de estatura y fácilmente reemplazables. Con estas legiones de clones atacó los ejércitos de Nergal y sobrevino la guerra. Cuando los hijos de Marduk lograron apoderarse del Ekur, los venció la ambición y la avaricia. Empezaron a reñir entre ellos mismos y movieron sus legiones hacia el portal espacial que pertenecía a Enlil el hermano de Enki. Este atropello provocó a Enlill y a toda la familia y dio origen a una larga y sangrienta guerra familiar que terminó dividiendo a la familia de Anu en dos bandos definidos, los Enlilitas y los Enkitas.
Enlil no aceptaba que los hijos de su hermano rival Enki controlaran El Ekur y el puerto espacial. No quería entregarles el manejo de las comunicaciones entre las Pléyades, Nibiru y la estación orbital a los Enkitas. Enlil y sus hijos se pusieron a la altura de las circunstancias. Se escogió a Ninurta como jefe de las fuerzas enlilitas contra Marduk.
Ninurta siendo el hijo de Enlil y Ninhursag, vivía para complacer a su padre, ejecutaba sus órdenes de una manera obsesiva y usualmente tenía éxito. Siempre me pareció que Ninurta era una persona muy rara, excesivamente egocéntrico y resentido, una especie de niño mimado. Como era el centro de atención de su madre, creció con algunas características insoportables. Cuando éramos niños Ninurta y yo peleábamos violentamente. Pero esta vez estábamos peleando juntos en el mismo bando. Como nieta de Enlil, yo soy enlilita de nacimiento. Vi con agrado que el hijo de Ninhursag saliera victorioso en las batallas para el bando de mi familia.
Mi propio padre Nannar también comandaba ejércitos. Yo insistí en ir a la batalla. Había alcanzado el nivel de Halcón Dorado en el conocimiento de las armas. Luché al lado de Ninurta y una vez le llevé un arma que necesitaba con urgencia. ¡Sospecho que fue la única vez que se alegró de verme!
La guerra fue inefablemente espantosa y usamos a los Lulus como soldados. De vez en cuando las grandes ondas de radiación llegaban a pueblos enteros y Lulus inocentes morían en cantidades. Muchos más murieron de hambre en el dominio africano de Nergal porque Ninurta evaporó todas las aguas en los ríos y chamuscó las tierras con fuego de plasma.
Ninurta también usó lo que ustedes llamarían guerra química; el terrible misil Madhava envenenaba todo lo que encontraba a su paso. Había muchos tipos de armas destructivas, pero la más ingeniosa de todas era el arma Ruadra. Ésta producía un holograma de enormes ejércitos de monstruos y demonios que atacaban armados con pistolas de plasma y que emitían gritos espeluznantes de guerra. Los Lulus de Marduk nunca se imaginaron que se trataba solamente de una aparición, de modo que se dieron vuelta y huyeron dejando que los clones solos se enfrentaran a las legiones de Ninurta.
Al final de la guerra, Ninurta logró inundar el Abzu, obligando a Enki y a sus hijos a retirarse a la gran pirámide. Empleando la protección del Ekur, los enkitas generaron una pared de luz venenosa alrededor del complejo. Esta pared era un campo energético estimulado por las enormes capacidades de la gran pirámide. Ningún arma de las nuestras podía penetrarla.
Ninurta emplazó a mi hermano gemelo, Utu, y le ordenó que le cortara todos los suministros de agua al Ekur. Sin agua no podrían sobrevivir por mucho tiempo. El desespero obligó a uno de los hijos menores de Enki a escapar para buscar agua, pero en su osado intento el arma ingeniosa de Ninurta lo dejó ciego. Un miembro de la misma familia le hizo mucho daño a otro, lo que no había ocurrido antes. Hasta Marduk había utilizado asesinos para matar a mi esposo Dumuzi.
Entonces intervino Ninhursag. Ya había visto demasiado. Era algo muy vil que estuviéramos degollando sus Lulus, pero matar y lisiar a los miembros de nuestra propia familia era algo intolerable.
Le ordenó a su hijo Ninurta que le diera un vestido de protección contra la radiación y lentamente se acercó al Ekur. Nadie se atrevía a hacerle daño a Ninhursag, ni siquiera Marduk. Ella es la hija de Anu y pueden estar seguros de que Enki se sintió muy nervioso cuando ella le ordenó que bajara la pared venenosa.
Empezaron las negociaciones de paz. Ninhursag le informó a Enki y a sus hijos que Anu le había dado autoridad para poner fin a esta locura. Se le ordenó a Enki que inmediatamente se rindiera ante Enlil. Enki buscó a Marduk para pedirle consejo y éste aceptó. En esos tiempos Marduk todavía le tenía miedo a Anu.